Este post habla de lo que pasa en Argentina por el asesinato a sangre fría de un hombre de nueve balazos, en la puerta de su casa, frente a sus hijos, y sin causa aparente.
Si no saben nada, primero lean esto
El legado más terrible de estos episodios inconcebibles es que nos sacan de la razón. Yo no creo en Dios ni en ninguna de sus sucursales, y por lo tanto lo único que nos queda para mí es la razón. Pena de muerte? Ley de imputabilidad? Acabo de leer que la gente pide "colgarlos de los postes de luz y tirarlos en el riachuelo", y que "todo el barrio está de acuerdo con la pena de muerte". Es jodido leer esto...
1) Crónica: estas líneas que publicás tienen solamente el fuerte valor testimonial que evidentemente tienen, o además me estás metiendo fichas para que vuelva loco con tanto dolor y salga a puetar a la calle?
2) El barrio? que estamento es ese? A qué representa? al pueblo? al pueblo no se lo representa, el pueblo es.
El dolor que sufre esa familia es atroz, es inimaginable, y es disculpa de todo. Y justamente porque es disculpa de todo, los que deben discutir esto somos los que no nos han baleado a nuestro padre en la cara, y aprender a que la solidaridad y la empatía con los problemas de los otros debe ser un estado constante, y no espasmo doliente por el pánico y la amargura que surge de sólo imaginarse estar en ese lugar.
Eso es cultura, que esperemos que en estos espacios comunes de la vida, alguna vez reemplace a los instintos.
Tristemente, me encuentro pensando que debo aclarar que no soy Kirchnerista ni soy nadista. Porque, sabemos todos, que al estilo de los críticos del Angel Gris de Dolina, primero solemos tomar parte y luego buscar argumentos.
Por una vez, son estos principios: no a las armas, no a la pena de muerte, no a la violencia institucional, no a la hipocresía de los gobernantes, no al trámite apurado de temas de fondo, y no a la manipulación de la información, que junto con la educación son la sabia de la democracia.
viernes, 17 de abril de 2009
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